martes, 19 de enero de 2010

Puertas

Hace unos minutos Diana me preguntó si yo creía que las puertas del cielo serían iguales a las de las cantinas.

Me quedé callado algunos momentos y después le dije, muy seguro de mí mismo, que no lo sabía, pero que lo que sí sabía es que había sido un cantinero aquel que inventó la idea del cielo.

- ¿Por qué? - preguntó. Y le dije - Porque sólo a alguien entre borrachos se le hubiera ocurrido una historia como esa.

Y reímos.

sábado, 16 de enero de 2010

PedroLujanVales.com




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martes, 5 de enero de 2010

Las mujeres de Cortés

Cuando Hernán Cortés llegó a Tenochtitlan fue recibido como un emisario, y de primera entrada fue bien recibido: el emperador Cuahutémoc le dio 20 mujeres, y vaya, hay pocas cosas mejores que recibir 20 mexicanas. Por supuesto, la mayoría de nosotros, incluyéndome, pensé de primera instancia que se trataría de un harem personal, de sus putas. Sin embargo, en uno de esos actos de desapendejamiento descubrí que aquellas eran mucho más que eso, y que servían a fin mucho más elemental que el sexo, incluso mucho más esencial: la comida.

Las antiguas mujeres mexicas, al igual que las modernas mujeres mexicanas, pasando por todos los periodos históricos intermedios, se encargaban ayer al igual que hoy de desempeñar un papel fundamental en la comida. Todos los días se encargaban de recoger el maiz, cocerlo para elaborar el nixtamal, posteriormente elaborar la masa y finalmente las tortillas, lo cuál es un proceso largo que demandaba mucho tiempo... y bueno, eso sólo era para las tortillas. Y por supuesto Cortés no viajaba solo. Había que elaborar comida para toda su comitiva. 20 mujeres, tal vez en parte su harem personal, pero definitivamente, como dije, servían a un propósito aún más elemental que el sexo.

Yendo un paso adelante, a un periodo de hace 100 años. Todos conocemos la figura de las "Adelitas", aquellas mujeres guerreras de la Revolución.
Los ejércitos europeos están, por supuesto, influenciados por sus costumbres gastronómicas. Los europeos comen mucho más pan, carnes con diversas técnicas de conservación como embutidos o salados, cuestiones que les permitían viajar solos. Un porcentaje del ejército profesional, el porfiriano, era capaz de sostener estas técnicas de alimentación, pero aún el ejército de Don Porfirio cargaba con las dichosas "adelitas", e incluso se cree que la imagen más representativa, la foto donde una de ellas está en un tren con un rostro de susto o angustia, se trata de una Adelita del ejército oficial.
El ejército revolucionario llevaba tras de sí un segundo ejército conformado por mujeres y niños. Soldaderas, adelitas y chamacos, que representaban las 20 mujeres de Cortés.

Hoy iré a comer a un mercado que está atrás de la oficina, en San Pedro de los Pinos (México, D.F.), y cocinarán las 20 mujeres de Cortés, un ejército que vive por toda la ciudad, que cocina, que alimenta al ejército de oficinistas que somos, hoy tanto hombres como mujeres.

... en fin, sólo pensaba.