domingo, 27 de junio de 2010

Entre el Peje, Pesucristo y Javier Aguirre

Hay algo que deseo fuertemente. No es cosa nueva y vaya que necesaria. La gente se apasiona con el futbol y siento que en el fondo, y a veces no tan en el fondo, especialmente las mayorías (sin internet, en condiciones de pobreza y marginación económica y sociocultural) sienten que cuando pierde la selección de futbol el país está peor.

Irónicamente tienen razón en cierta parte. La selección está mal, y el país está mal, pero para nuestra fortuna no es una situación de desempeño de un grupúsculo de naquitos en shorts, sino el reflejo que se deja ver con cierta claridad.

Eso que deseo fuertemente, más que México gane el mundial, más que la iglesia caiga en el desuso, más que los políticos sean hones... deseo aún más fuerte que logremos ver objetivamente lo que somos.

De ahí sólo puede seguir una autocrítica y tentativamente una ola masiva de suicidios, la cual sinceramente me tiene sin cuidado.

El futbol sólo es eso, y no puede ser más.

Por supuesto, no me gusta el futbol. Ni siquiera vi perder a México contra Argentina. Pero lo que sí voy a ver son las cabezas cabisbajas de la próxima semana, y ahí sí, lo mismo jodidos que ricos.

En un país que cree en vírgenes que dan luz, que continúa creyendo en el voto, que cree que se va a sacar la lotería, lo único que nos queda es fe.

A todos aquellos que saben lo que es la fe, muchas felicidades. Aquellos que creen en diosito, la selección y el PRD, mi más sentido pésame, ante la muerte de su esperanza, pero sobre todo, de su raciocinio.

¿Y si le hubiera ganado a Argentina? Es más, ¿si México ganara el Mundial?... pues ya lo dijo el Tri.

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