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viernes, 23 de octubre de 2009

¡Viven del puebo y traicionan al pueblo!

Ahora sí Fernández Noroña se volvió mi súper chilaquil.

¡Viven del puebo y traicionan al pueblo! ¡Pinches cabrones!

miércoles, 21 de octubre de 2009

El "tuiter" es adictivo y ahora está tasado!



Ayer que platicaba con mi cuate Jorge de pendejada y media, salió al tema que el twitter está bastante divertido. La verdad es que mi cuenta estaba totalmente inactiva pero debo aceptar que en estas últimas horas me ha dado una muy buena espina, hacer posts cortitos, para contestar una pregunta tan básica que es "¿qué estás haciendo?". Lástima que en México no se puede postear vía SMS... ojalá y un día que sí haya competencia en la industria telefónica, las cosas sean mejores.


Por cierto, tomo lo siguiente de La Jornada: La Contaduría Mayor de Hacienda (CMH) de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, órgano encargado de fiscalizar el buen uso de los recursos públicos del gobierno capitalino, decidió sumar al personal de la institución a un podólogo (pedicuro), cuya tarea es dar masajes en los pies lo mismo a directores generales que a auditores, subdirectores, secretarios técnicos, asistentes y secretarias.

Con esos gastos tan importantes para el país, ¿con qué cara van a fiscalizar Internet?

La próxima vez que conozca a algún político, no dudaré en llamarle "inútil carga social".

martes, 20 de octubre de 2009

El país de la estupidez



Erase un país muy muy muy lejano, gobernado por terribles duendes barbados y una oz de acero oxidado, pero con el mango chapado en oro.

Los duendes gobernaban a un pueblo de enanos muy alegres, increíblemente fuertes y constantes para el trabajo, especialmente las mujeres, que eran particularmente hermosas.

Los enanos se dedicaban principalmente a la minería, algunos otros a la pesca, otros al comercio, y todo parecía ser una sociedad saludable. A los enanos les agradaban los duendes que los gobernaban, porque siempre tenían algo que decir ante toda situación, y durante casi 200 años habían gobernado con aparente destreza y dedicación.

Cierto día, cuando el cumpleaños número 200 de aquella nación se acercaba, los duendes decidieron confrontar viejos problemas, que habían traído pobreza y hambre a gran parte del pueblo de los enanos, quienes a pesar de todo conservaban su buen humor ante la tragedia. Entonces pensaron en hacer trabajar más a los enanos, porque sería una buena idea que fueran más productivos, y que pagaran más impuesto al gobierno de los duendes, porque ellos eran tan buenos administradores que sabrían manejar mejor el dinero que los enanos, y así repartir mejor la riqueza.

Al sexto mes del alza de los impuestos los enanos comenzaron a pensar que algo andaba mal, a abrir los ojos. Se dieron cuenta que aquellos duendes que tan bien parecían haber administrado la riqueza de su pueblo, en realidad lo desperdigaban dándoselo a las actividades menos productivas, jamás invirtiendo en las minas, ni el comercio, ni la pesca, ni la educación del pueblo que serviría a combatir la pobreza, y además de forma residual tomaban mayores partes de esos impuestos para beneficio propio, a forma de salario, y otros gastos tontos.

Los duendes no eran malvados, aunque sí un poco estúpidos, pero su situación era tan beneficiosa que se negaban a renunciar a ella. Eran demasiado ciegos para ver más allá de su comodidad, y su mundo se limitaba al control de su televisor. Además trataron tanto de combatir a la pobreza, que dejaron de preocuparse en el crecimiento de la nación enana, que siempre había sido noble, alegre, e incluso a veces demasiado fiestera.

Pero lo peor vino después. Cuando la nación enana estuvo quebrada, los duendes tuvieron que vender lo que quedaba a la nación vecina de los gnomos... y al poco tiempo olvidaron su lengua, su alegría, y hasta el nombre de su nación enana que siempre se negó a ver con ojos más críticos.

Me llamo Noctis, y no soy tan bajito como parezco.

jueves, 16 de julio de 2009

Tan inminente como el mañana


No sé si es orgullo o preocupación lo que me produce ver el calendario. Curiosamente, los mexicanos, la mayoría, no se dan cuenta, lo que es signo de que algo está muy mal. La gente no sabe nada, ni entiende de detalles, aunque sabe que se avecina algo, como un perro que "huele" el huracán o un temblor.
Esto que va a pasar el próximo año, es cosa de sentido común. No hay que ser genios para entenderlo. Nada más hay que prender la tele un ratito, o la radio, o abrir el periódico, o navegar por Internet.
Esto está por estallar, y me viene una sensación muy parecida a la felicidad, aunque no sé qué es, porque también me preocupa.
Está en el aire. Va a pasar. Es inminente. El calendario lo dice.
Lo que me pregunto no es si es real, o un presentimiento; ni siquiera la intensidad, ni los efectos, porque siempre es lo mismo de una u otra forma. Lo que no sé, y me pregunto, es si quiero estar aquí, viviéndolo, o en la playa.
La verdad es que, por primera vez en mi vida, me desbordo de curiosidad. Ya van a ser 200 años, y toca la siguiente reinvención: 1810-1910-2010, los años de la reconquista mexicana. Que viva la metamorfosis.