miércoles, 19 de agosto de 2009

Silencio

Silencio.
De la noche,
vientos que no soplan,
ni susurran, ni transpiran rocío.
Sordera de todo lo que se mueve,
ceguera del sonido.
Una línea recta que se dispersa,
que se vierte sobre el aire inmóvil,
sobre labios que se secan inertes,
que vienen desde la piedra,
desde el borde desértico de lo que no se habla.
La belleza no dice nada,
solo existe,
solo huele y vuela,
hacia los sentidos, entra en los poros.
Tu belleza que se suda hacia dentro,
como una toxina,
como frases comerciales que se esperan,
y que no llegan,
porque hablas otro lenguaje,
como un odio que no puedo sentir,
ni desear.
Ni escucho razones para hacerlo,
mientras me invento,
te invento gritando tus labios sobre los míos,
y siento como que un orgasmo mental,
quye me derrama el cerebro.
Costras de silencio.
Y se me desgarra el alma,
inaudible,
cansada, y casi tangible.
Me veo caminando de espaldas,
y me dan ganas de morderme la lengua,
y gritar lo que con miradas
nos decimos.

7 de marzo de 2001.

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