miércoles, 19 de agosto de 2009

Soledad confundida

Desesperación que resbala entre las horas.
Cada segundo es una noche sola,
una luz que se queda,
que quema el suelo.

Gravedad que me lanza al polvo,
entre cenizas de sonrisas inhibidas,
por risas que quedaron en silencio.

En este cuarto tan lleno de vacío,
lleno de polvo ermitaño,
que no se atreve a reconciliar con otras almas.

El vagabundo qe soy,
camina entre pasillos diminutos,
tímido de comenzar una charla,
temor a la incomprensión de su alma.

Mata el habla, se ahoga la voz,
cascada de preguntas sin sentido,
un compromiso por destino,
al siempre martírico suicidio.

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