sábado, 19 de septiembre de 2009

¿Un signo de la crisis? Una Apología a Felipe Hernández Castillo


Aquí dejo unas palabras dedicadas a todos los que estuvieron en el metro Balderas a las 5:14 pm, ayer, 18 de septiembre. Porque hoy entendí una de las razones de por qué estamos como estamos.

Meterte a echar tiros al metro, no cualquier clase de pendejo, sino un verdadero erosionado mental. Este deterioro fue causado por muchas cosas: la eficacia de nuestra clase política, la religión, la violencia en la televisión, el narco, la crisis, el padre amaro, et al. Yo destaco un binomio: pueblo y gobierno.

Desde que México es México, de una u otra forma no dejamos de reformarnos y pelearnos. Todo mundo se quiere arrebatar el poder. Los conservadores matan liberales, la iglesia a los insurgentes y los españoles a los indios. Siempre por el puto poder.

Ahora las ratas políticas se han apareado entre ellas. Han aprendido a rolarse la estafetita, ellos estando siempre a toda madre, fiestas patrocinadas por el pueblo, y así se la van llevando, haciéndose pendejos, porque en realidad si ellos están bien, pues ya lo demás vendrá con el tiempo.

La desesperación ya no es más una novela de Víctor Hugo. Es real.

Este acto de furia no me sale nada más a lo pendejo. Hay que ver también a la contraparte: Mira que ver que vivo en un país donde si me lanzo a luchar por mi vida, como pasó justamente en Metro Balderas, y que nadie se meta, pues uno no queda muy feliz de saber que en este país vive una plasta de maricones que no luchan ni por su vida, ni por la que trata de defenderlos.

Esteban Cervantes Barrera es un pinche héroe y nadie le hizo el paro. Sólo saltó un chavo, que salió lastimado, pero las cientas de personas que estaban a unos pasos de él, quizás centímetros, nadie lo tocó, sólo se quedaron meados de miedo.

Y eso, aquí y en China, es más deplorable que ser una rata del gobierno y me hace pensar que uno tiene el gobierno que se merece.

Mi fe por la sociedad mexicana la verdad nunca había estado tan baja como ahora y se ha derrumbado casi en su totalidad. Ciervos asustados. Ándenle, síganle rezando a su virgencita de guadalupe, ya no sean pendejos.

En la trilogía de territorio, pueblo y gobierno parece que el único que jala bien es el territorio. Si no nos ponemos las pilas neto nos va a cargar la chingada. Hoy esto es una Colonia, pero pisoteada por sí misma. Más ideas y menos ideología, pero sobre todo menos miedo.

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