martes, 29 de septiembre de 2009

¿Que cambia?



Juanito se raja, después de presiones. Con el orgullo minado, sale como un perro con la cola entre las patas. La pregunta que queda al aire es, ¿qué habría pasado si Juanito tuviera huevos y se hubiera quedado?

La respuesta es simple, en esencia exactamente lo mismo que con el PRD, nada. En términos globales, la delegación seguiría igual de jodida, con chana o con juana.

Clara Brugada pertenece también a la subespecie del eslabón perdido, tan común hoy en día en las huestes del partido del sol amarillo, claro, con sus honrosas excepciones, tan honrosas que caen en lo exótico.

Debo admitir que sí se ganó algo. Debido a que el 45% votó de facto por Brugada, no por Juanito, sino por el chanchullo político con la etiqueta AMLO, inusitado y más aún sorprendente, nos ahorramos la desgracia de tener un delegado muerto por el fanatismo cuasirreligioso.

Vivimos un fuerte periodo de oscurantismo, donde efectivamente sobrevivien creencias de la edad de bronce, y la razón, la ciencia, el progreso y la buena ortografía, parecen cuestiones de ciencia ficción.

Yo, personalmente, creo que no se ganó ni se perdió nada. Sólo tinta en los periódicos, minutos en los medios, tal vez alguna otra cosa. Se ganaron sonrisas, particularmente las mías, se ganó perspectiva de la falta de poder de los poderosos, y quedó en las sombras el hecho de que podemos matar políticos porque nos caigan mal, y que como sociedad, estamos totalmente reprobados.

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